La noticia de que Venezuela ha perdido el atractivo del Reino Unido en su larga batalla por las reservas de oro es un golpe devastador para el Banco Central de Venezuela (BCV), controlado por el dictador Nicolás Maduro.
El viernes, el BCV perdió su última apelación por 1.950 millones de dólares en oro, que se encuentra resguardado en las bóvedas subterráneas del Banco de Inglaterra.


El BCV había estado impugnando un fallo anterior que cuestionaba la validez de ciertas decisiones del máximo tribunal de Venezuela en los tribunales ingleses.
Sin embargo, la apelación fue rechazada, lo que significa que el caso será devuelto al Tribunal Superior de Londres para determinar el siguiente paso. Esta situación se complica aún más debido a que el gobierno británico ya no reconoce a Juan Guaidó como líder del país, lo que podría tener implicaciones en el proceso legal.
La presidencia interina de Guaidó llegó a su fin a fines del año pasado, y ahora la asamblea nacional de la oposición está encabezada por la legisladora exiliada Dinorah Figuera.
El nuevo liderazgo de la oposición espera con ansias las aprobaciones necesarias para permitir la distribución de fondos extranjeros, especialmente aquellos ubicados en los Estados Unidos.
El BCV había asumido el caso hace tres años, argumentando que necesitaba vender el oro para financiar la respuesta del país a la pandemia de coronavirus.
Este oro representa aproximadamente el 15% de las reservas de divisas de Venezuela y su venta podría haber sido una solución momentánea para aliviar la crisis económica y sanitaria que atraviesa el país.


Hasta el momento, el Ministerio de Comunicaciones de Venezuela no ha brindado ningún comentario al respecto, lo que deja incertidumbre sobre las próximas acciones que tomará el gobierno de Maduro.
La pérdida del atractivo del Reino Unido en esta batalla por las reservas de oro supone un golpe significativo para Venezuela, que ahora se enfrenta a desafíos aún mayores en su lucha por la estabilidad económica y política.