La carrera política del expresidente Jair Bolsonaro se encuentra en una encrucijada, ya que la corte electoral de Brasil está cerca de ponerle fin.
En una sesión crucial el jueves, tres de los cuatro jueces de la corte federal electoral dictaminaron que Bolsonaro abusó de su poder durante las tensas elecciones del año pasado.


El caso se aplazó hasta el viernes, cuando los jueces restantes emitirán su veredicto. De encontrarse culpable, Bolsonaro podría ser excluido de ejercer cargos públicos hasta el año 2030.
Esto se debe a que la mayoría de los siete jueces de la corte de Brasilia deberán determinar si abusó de su poder al convocar a embajadores para difundir afirmaciones infundadas sobre el sistema de votación de Brasil antes de las elecciones del año pasado.
Hasta el momento, tres jueces han votado a favor de condenar al líder nacionalista de extrema derecha por abuso de poder político y mal uso de los medios, mientras que uno no ha emitido su voto.
Bolsonaro perdió por un margen estrecho frente a su rival izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones de octubre pasado.
Se le acusa de haber liderado un movimiento nacional para anular el resultado electoral, el cual culminó con la invasión de edificios gubernamentales en Brasilia el 8 de enero por parte de miles de sus seguidores. Sin embargo, Bolsonaro niega haber actuado de manera indebida.
Desde su elección en 2018, Bolsonaro ha sido objeto de críticas a nivel mundial por su gestión de la selva amazónica, su enfoque laxo hacia las restricciones de COVID-19 y sus constantes ataques al sistema electoral de Brasil.


El juicio del Tribunal Superior Electoral (TSE) forma parte de un proceso más amplio en Brasil para abordar las consecuencias de las elecciones más controvertidas del país en décadas.
Mientras Bolsonaro enfrenta el escrutinio de la corte electoral, muchos de sus antiguos aliados están siendo investigados por el Congreso en relación con los disturbios del 8 de enero.
El jueves, Bolsonaro voló a Río de Janeiro, donde fue recibido en el aeropuerto con gritos de «criminal» y «golpista». En respuesta, afirmó que el juicio del TSE era una persecución política destinada a permitir que la izquierda de Brasil compita sin oposición en las elecciones de 2026, en las que aún espera presentarse.
Sin embargo, tanto él como muchos otros en Brasil consideran probable que sea excluido de su cargo, un giro sorprendente para una figura que hasta hace poco era el hombre más poderoso del país.
Bolsonaro reconoció esta posibilidad en una entrevista con el diario Folha de S. Paulo, donde afirmó que todos parecen decir que es probable que lo excluyan y se preguntó qué podía hacer al respecto.
Es importante destacar que en el caso del TSE, Bolsonaro no enfrenta el riesgo de ser encarcelado. No obstante, el expresidente, de 68 años, aún enfrenta múltiples investigaciones penales que podrían llevarlo a prisión.
Muchos de sus antiguos aliados le han dado la espalda y han depositado sus esperanzas en nuevos líderes de derecha, como el gobernador de Sao Paulo, Tarcisio Freitas, y el gobernador de Minas Gerais, Romeu Zema.


En cuanto a su futuro político, la mejor esperanza de Bolsonaro podría residir en su familia, incluyendo a su esposa e hijos legisladores, quienes también podrían tener sus propias aspiraciones presidenciales.
En la entrevista con Folha de S. Paulo, mencionó que su esposa Michelle podría ser una candidata presidencial en 2026, aunque admitió que le falta experiencia política.