El jefe de gabinete del presidente colombiano, Gustavo Petro, y el embajador del país en Venezuela han anunciado su renuncia en medio de un escándalo de interceptación telefónica ilegal.
Esta noticia ha sacudido los cimientos del gobierno y ha generado gran conmoción en la opinión pública.
El viernes, Petro confirmó que Laura Sarabia, una de sus asesoras más cercanas, y el embajador Armando Benedetti dejarían sus cargos mientras la fiscalía investiga las acusaciones de interceptaciones telefónicas ilegales perpetradas por personal doméstico.


Sarabia, quien desempeñó un papel clave en la campaña electoral de Petro y fue jefa de Benedetti durante su mandato como senador, se vio envuelta en un escándalo relacionado con la pérdida de dinero y la implicación de la niñera de su hijo.
Según informes, Sarabia reportó el robo de aproximadamente $4.000 de su apartamento en Bogotá a principios de año.
Esto llevó a la fiscalía a interrogar a la niñera, Marelbys Meza, sobre los fondos desaparecidos mediante una prueba de polígrafo en el palacio presidencial.
Sin embargo, se descubrió que la policía había interceptado erróneamente las llamadas telefónicas de Meza y de otra empleada doméstica que limpiaba la casa de Sarabia.
La oficina del fiscal general, Francisco Barbosa, emitió un comunicado admitiendo el error y revelando que algunas personas podrían enfrentar cargos en los próximos días relacionados con la pérdida de dinero, el incidente del polígrafo y las interceptaciones «grotescas».


Este escándalo ha generado una tensión adicional entre Petro y Barbosa, quienes han tenido desacuerdos previos en temas relacionados con los esfuerzos del presidente para alcanzar acuerdos de paz con grupos rebeldes y bandas criminales.
A pesar de ello, Petro ha asegurado que el retiro de Sarabia y Benedetti del gobierno tiene como objetivo garantizar la transparencia y la confianza en la investigación.
En medio de estas acusaciones y renuncias, Sarabia ha manifestado en Twitter su disposición a colaborar y proporcionar cualquier información necesaria para aclarar lo sucedido y defender su reputación.
Por su parte, Benedetti ha negado las acusaciones de filtrar la historia a los medios y ha expresado en una carta de renuncia publicada en Twitter que fue un honor servir como embajador.
Esta situación ha tenido un impacto significativo en la popularidad de Petro, cuyo índice de aprobación ha caído a un 33,8% según una encuesta reciente de Invamer, en comparación con el 50% registrado a fines del año pasado.


El escándalo de interceptación telefónica ilegal y las consecuentes renuncias han generado un clima de incertidumbre y descontento en la opinión pública colombiana.
El caso continúa en desarrollo, y se espera que las investigaciones arrojen más luz sobre las implicaciones de estas interceptaciones telefónicas ilegales y las circunstancias que llevaron a la renuncia de Sarabia y Benedetti.
La atención de la nación está puesta en el desenlace de este escándalo que amenaza con socavar la confianza en el gobierno y sus prácticas en materia de privacidad y derechos civiles.