Una tragedia sacudió al estadio Cuscatlán de San Salvador, la capital de El Salvador, el pasado sábado, dejando un saldo trágico de al menos 12 personas fallecidas y un número indeterminado de heridos, según informó el gobierno del país centroamericano.
El lamentable suceso ocurrió durante el partido de vuelta de los cuartos de final de la eliminatoria entre Alianza FC y Club Deportivo FAS.
El estadio Cuscatlán, reconocido como uno de los recintos deportivos más grandes de Centroamérica, tiene una capacidad oficial de más de 44.000 espectadores.
Sin embargo, fue en la sección general donde se desató la estampida que forzó la suspensión del encuentro. El caos y la desesperación se apoderaron del lugar, sumiendo a los asistentes en una situación de pánico e incertidumbre.


La Federación Salvadoreña de Fútbol expresó su profundo pesar por lo ocurrido, manifestando su solidaridad con los familiares de las víctimas y los afectados por este trágico incidente.
A través de Twitter, la organización anunció su intención de solicitar de inmediato un informe detallado sobre lo sucedido.
Además, se tomarán medidas contundentes suspendiendo el torneo y convocando a una reunión con la Comisión de Seguridad de los Recintos Deportivos el próximo domingo.
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, también se pronunció al respecto, anunciando una «investigación exhaustiva» llevada a cabo por la Policía Nacional Civil y la Fiscalía General de la República.
Bukele enfatizó que todas las partes involucradas, incluyendo los equipos, directivos, estadio, taquilla, liga y federación, serán objeto de escrutinio. En su mensaje en Twitter, el mandatario aseguró que los responsables no quedarán impunes.
Este trágico incidente nos rememora la estampida mortal que tuvo lugar en un estadio de Indonesia en octubre del año pasado, donde 135 personas perdieron la vida.
En aquella ocasión, el uso de gases lacrimógenos por parte de la policía provocó una estampida cuando la multitud intentaba huir hacia las salidas.
El suceso generó una profunda conmoción a nivel mundial y planteó serias interrogantes sobre las medidas de seguridad y la gestión de eventos deportivos.
En medio del dolor y la consternación, es imprescindible que se realice una investigación exhaustiva para determinar las causas exactas de la tragedia en el estadio de El Salvador.


Es fundamental que se identifiquen las responsabilidades correspondientes y se tomen medidas concretas para evitar que sucesos similares vuelvan a ocurrir en el futuro.
La seguridad de los aficionados debe ser una prioridad absoluta en cualquier evento deportivo, y es necesario implementar protocolos eficaces que garanticen su bienestar.
El trágico desenlace de este encuentro futbolístico nos invita a reflexionar sobre la importancia de salvaguardar los derechos humanos en todos los ámbitos de la sociedad.
Ninguna pasión deportiva debe conducir a la pérdida de vidas humanas. Es responsabilidad de las autoridades y las instituciones deportivas asegurar que los eventos se desarrollen de manera segura y que se proteja la integridad de los asistentes.
Solo a través de una cultura de prevención y de la implementación de medidas adecuadas podremos evitar tragedias como esta y promover el derecho fundamental a la vida en cada uno de nuestros países.